Por Kary Vargas
La altura de Quito ha sido históricamente un factor que ha beneficiado a la selección ecuatoriana de fútbol en sus partidos como local. Sin embargo, en los últimos años, ha surgido un debate sobre si realmente jugar siempre en la altura del Estadio Rodrigo Paz Delgado (anteriormente conocido como Casa Blanca) sigue siendo la mejor estrategia para la Tricolor. A continuación, analizamos las razones principales por las que Ecuador debería considerar jugar algunos partidos en otras ciudades del país, a nivel del mar.
1. El Rendimiento Fuera de Casa No se Traslada a la Altura:
Una de las principales críticas a jugar siempre en Quito es que el estilo de juego que la selección desarrolla en la altura no se replica de manera efectiva cuando juega de visitante, especialmente en ciudades a nivel del mar. Los jugadores se acostumbran a un ritmo de juego condicionado por la menor presión atmosférica y la menor disponibilidad de oxígeno, lo que les exige un esfuerzo diferente.
Cuando Ecuador juega en ciudades a nivel del mar, los jugadores a menudo muestran dificultades para mantener la intensidad y el ritmo durante los 90 minutos. Se observa un mayor desgaste físico, menor precisión en los pases y una menor capacidad de reacción. Esto se debe a que el cuerpo se ha adaptado a las condiciones de la altura y necesita un tiempo de readaptación al nivel del mar.
Este contraste en el rendimiento genera una desventaja para Ecuador en sus partidos como visitante, especialmente en eliminatorias mundialistas donde los puntos fuera de casa son cruciales. Jugar algunos partidos en ciudades como Guayaquil o Manta permitiría al equipo adaptarse a las condiciones del nivel del mar y desarrollar un estilo de juego más efectivo para los partidos de visitante.
2. Desventaja para los Jugadores que no Viven en la Altura:
Si bien algunos jugadores ecuatorianos se han adaptado a jugar en la altura de Quito, muchos otros, especialmente aquellos que militan en ligas extranjeras o que viven en ciudades a nivel del mar, sufren los efectos de la altitud. Esto puede afectar su rendimiento individual y, por ende, el rendimiento colectivo del equipo.
Los efectos de la altura, como la fatiga, la dificultad para respirar y los dolores de cabeza, pueden disminuir la capacidad física y mental de los jugadores. Esto se traduce en una menor velocidad, menor precisión en los pases, menor capacidad de reacción y un mayor riesgo de lesiones.
Al jugar algunos partidos en ciudades a nivel del mar, se nivelaría la cancha para todos los jugadores, permitiendo que aquellos que no están acostumbrados a la altura puedan rendir al máximo de su potencial. Esto beneficiaría al equipo en general y permitiría al entrenador contar con todas sus figuras en óptimas condiciones.
3. La Estrategia Deportiva Debe Adaptarse a las Circunstancias:
Si bien históricamente la altura ha sido un factor a favor de Ecuador, es importante analizar si esta estrategia sigue siendo la más efectiva en el contexto actual. El fútbol ha evolucionado, y las selecciones cada vez están mejor preparadas para afrontar los partidos en la altura.
Además, el calendario de las eliminatorias y los viajes constantes entre la altura y el nivel del mar pueden generar un desgaste físico considerable en los jugadores. Adaptar la estrategia deportiva a las circunstancias actuales implica considerar la posibilidad de jugar algunos partidos en otras ciudades del país, buscando un equilibrio entre el factor de la localía y la adaptación a las condiciones del nivel del mar.
30/01/2025
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